martes, diciembre 12, 2006

Salamandra y sapo


Porque no pertenecen a este mundo,
parten los siete arcángeles,
ebúrneos gladiadores contra un Atlas que cede moribundo.

Volverán las lluvias, los desiertos ;
el útero terrestre protegerá el secreto
y cambiará de nombre.

Con la aguja de fuego,
remiendos,
hiedra eterna.

Primogénito légamo,
sangrante burla,
de salamandra y sapo,
de hojarasca de fresno,
de muerto colibrí.

Mordisquean las saetas la esfera blanca.
Ingenua,
pluma inservible.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aun soñaba en las dulzuras de aquella tarde.
Estoy sola; mis amores están lejos;
y mi alma que se muere de tristeza,
de nostalgia y de recuerdos,
se sumía fatigada
en la bruma de los sueños...