La escolopendra anidará en mi cama
con sus patas batientes.
Y la alfombra, con su pelo crecido,
me pide la navaja.
Son mis pulgas infestadas de perros,
desazón de colmillos.
Y mi gato manicura reclama,
bruñiendo el cascabel.
De mi barco, sólo queda ya el áncora;
del violín, pentagrama esparcido;
del licor, la botella vacía.
Y sigo sin beber...desde que un día...
¡Cínica pluma!
quizá unas gotas de alcohol en el tintero.
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